viernes, 2 de julio de 2010

Si NO eres Figueroa Agosto

Por Hecmilio Galván
Email: triunfaremos@gmail.com
Fecha: 02 de julio de 2010


Si tú no eres Figueroa Agosto o algún hijo de Ministro del Gobierno, senador o diputado, ni pienses salir esta noche a divertirte. Si no eres narco, ni político, ni alto militar, no te vistas, que no vas.


Si no te ganas el dinero fácil, que te llueva a borbotones, que no te de “cosa” gastarlo en Bentley continentales o casinos. Si no tienes una contrata en el Gobierno o el Ayuntamiento o no estás en la nominilla, no hagas planes.


Si no estás dispuesto o tu salario no te da para descorchar Moët, Grey Goose o si acaso un “mísero” Blue Label en una de las discotecas ricas de la capital, ¿que tú buscas en la calle?, quítate la ropa, despéinate, ponte cómodo y vuelve a tu hogar.


A lo mejor quieras organizar un “corito” en tu casa e invitar tus panas, pero mucho cuidado con sacar un vaso de cerveza o que se le arrime el borde al marco de la puerta, para que no tengas a Franklin Almeida y a sus perros moralistas detrás.


Esta es la nueva “conspiración” de Leonel Fernández y del Partido de La liberación Dominicana: arrebatarle al pueblo dominicano lo único que no le han podido robar, su capacidad de festejar, su alegría, que se manifiesta aun en los momentos más difíciles.


No le bastan los jugosos desvíos de los megaproyectos, ni los fraudes electorales, las nominillas, la Sund Land, ni las comisiones en las compras del Gobierno, a la banda de cavernarios, que ahora también quiere arrebatar el placer.


Eso de querer cerrar los colmadones, de prohibir que se beba en los parques, de prohibir la venta de alcohol en las noches y otras medidas, no es más que una verdadera cortina de humo para castigar más al pueblo trabajador, mientras le quita el presupuesto a escuelas y hospitales.


En un país donde el sueldo mínimo alcanza a penas los 4,500 pesos no hay otro lugar donde un trabajador o trabajadora pueda ir a divertirse que no sea un colmado, gústenos o no. En cualquier discoteca, por más una botella “mala” te podría costar entre los 1,000.00 y 2,000.00, mientras que la cerveza pequeña de 100.00 a 200.00 pesos.


No se trata de defender los “colmadones” que desde hace tiempo se han venido reconvirtiendo desde las típicas bodegas de alimentos hasta los más sofisticados centros de diversión (he estudiado el fenómeno). Un fenómeno cultural, sumado al deterioro de las condiciones de vida ha hecho que éstos se conviertan en los espacios de referencias para las clases media y para el pueblo trabajador, particularmente en las grandes ciudades.


Hasta hace unos años, una mujer que “se respetase” no se le veía en un colmadon, “bajando frías”, ahora los tiempos han cambiado.


No se trata de una defensa, mucho menos a esos que han crecido en centros urbanos y colocan música a todo volumen a todas horas.


Se trata de dejar de percibir la diversión (alcohol incluido) como corrupción. Todo lo contrario, esta visión de doble moral que preconizan en este país los funcionarios del PLD, no entiende que el sector del ocio es un sector en la economía y la sociedad. Un sector necesario porque juega su papel en los procesos de integración social, de socialización, de creación de puentes y de renovación cultural, y si se quiere, de liberación de los traumas que se crean con el diario vivir de una sociedad en crisis. La diversión es parte fundamental de una vida saludable y equilibrada. (Y conciba diversión a su gusto sin imponer su criterio sobre lo que debería ser)


Además, el sector del ocio es un sector económico importante, que genera empleos y riqueza, y que juega un papel fundamental en la atracción del turismo y en la economía urbana en general. Una ciudad sin vida nocturna, podrá ser un suburbio o una aldea, mas no una urbe.


Los Funcionarios Peledeístas, con sus sacos y corbatas, sus poses que ya conocemos, su voz engolada y sus bolsillos repletos, han tomado muy en serio el tema de las bebidas alcohólicas porque están anclados en el atraso. Nunca han bailado un merengue “apambichao” y quieren desconectarse así de nuestros valores culturales y de nuestro contexto. Quieren construir el país aburrido y sobrio que tienen en sus frustraciones.


El sector del ocio debe ser regulado, claro, pero su regulación debe contribuir a que se desarrolle, a que sea seguro, cómodo, libre y atractivo a los nacionales y turistas.


El problema del mal uso de los espacios públicos, de la delincuencia, del desorden y de otros males no está en el alcohol ni en los colmadones. Estos problemas sociales, como otros, están vinculados a aspectos más estructurales como la falta de inversión social que se traduce en altos niveles de desempleo, bajos niveles educativos, baja inversión en la seguridad y sobretodo en el mal ejemplo y la impunidad que reinan en las altas esferas del país.


Ahora bien, no se para qué carajo estoy recordando estos odiosos temas, es probablemente más rentable para Almeida y sus cancerberos, importar alcoholímetros.

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